Algunos veraneantes deciden dejar su coche en el garaje y aventurarse en bicicleta por las carreteras de Francia. Cinco veces más rápido que a pie, tres veces más despacio que en coche, este es el ritmo ideal para descubrir el patrimonio del país. Y además, es un modo de transporte agradable, silencioso y ecológico. Ahora bien, hay que tener tiempo y ánimo para emprender este tipo de viaje. Algunas pistas para llevar a buen puerto este proyecto.